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Foto del escritorManel Caballero

Qué año más malo... ¿y lo que viene?

Lo que nos ha traído y lo que nos deja el Covid-19.


Ha terminado 2020 y hemos podido ver cómo algunos sectores que, hasta el mes de marzo tenían buenas perspectivas, se encontraron de repente en una situación de crisis derivada del Corona Virus totalmente imprevista.

Trabajando con mascarilla en la oficina

Al mismo tiempo, hemos visto sectores que, tras los primeros días, semanas, e incluso meses de susto, han tenido un año bastante normal en cuanto a resultados y, algunos, incluso bueno.

La verdad es que yo mismo pasé por una fase de alta preocupación y semi depresión al principio, creí que todo lo que nos estaba ocurriendo iba a derivar en una gran catástrofe económica general, y que, además, poco o nada podíamos hacer ante algo tan incontrolable como lo que nos llegaba. Me rehíce en el momento en que fui viendo que a mi alrededor, el mundo empresarial seguía girando, con menos velocidad, con dificultad, con temor, pero girando al fin y al cabo.

No es fácil, pero debemos seguir pensando que hay posibilidades, que hay puertas que están entreabiertas, que hay salida.

 
Trabajadores de la construcción usando mascarilla

Esto no ha acabado, ni mucho menos, y las consecuencias reales no las podemos todavía valorar, ya que hay muchas empresas y sectores que han lanzado balones fuera, o más bien hacia adelante y que, en un futuro no muy lejano, deberán afrontar deudas y aplazamientos sin contar con suficiente actividad y, por lo tanto, sin excedentes de caja para hacerles frente.


Otros, lamentablemente, ya han caído o están a punto de hacerlo, bien porque su situación ya era delicada, bien porque no han querido afrontar la crisis con más crédito, o bien porque justo arrancaban su negocio con mucha ilusión pero también mucha inversión y endeudamiento y no han podido soportarlo.


Sin embargo, hay empresas que no han parado, que han seguido trabajando a buen ritmo, que han consolidado proyectos y que cierran 2020 con una sensación agridulce. Y es que, aunque su año haya podido ser bueno, no son ajenas a la situación general, y siguen con dudas sobre el futuro más cercano, pensando a corto y medio plazo.

 

Evidentemente, además de los daños económicos, estamos soportando los daños derivados de la salud, la enfermedad y la muerte de familiares, amigos y conocidos, que nos afectan en nuestro estado de ánimo y por lo tanto también afectan a las empresas, ya que no son ajenas a ello. Y las consecuencias de todo este sufrimiento, también deberemos afrontarlas.


¿Y qué tenemos por delante?


Pues tenemos un futuro incierto, con muchas dificultades para la sociedad en general y con ello para un buen número de organizaciones. No existe ninguna fórmula mágica, no nos queda otra que seguir trabajando, adaptándonos a las circunstancias.

Como decía antes, esto no ha acabado, lo que viene es complicado y hay que implicar a todo el conjunto de la sociedad para seguir peleando y avanzando.

Y si hay sectores y empresas que han terminado bien el año, deben ser ellas las que asuman el liderazgo que les ha tocado.



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