Esta pregunta creo que la hemos escuchado todos los que nos dedicamos a la prevención de riesgos laborales.
La respuesta es rápida, sí, es obligatorio hacer prevención de riesgos en todas las empresas.
La Prevención de Riesgos Laborales es un derecho de los trabajadores y obligatoria para todos los empresarios. Esto significa que cualquier empresa o autónomo que tenga, al menos, uno o varios trabajadores a su cargo tendrá el deber de cumplir con la Ley de PRL.
Todavía hoy, a pesar de que hablamos de una Ley del año 1995, nos encontramos con pequeñas empresas que no disponen de un sistema de gestión de prevención, ya sea a través de un Servicio de Prevención Ajeno o bien de la propia asunción por parte del empresario.
Y es que, la mayoría de los que no lo tienen, te cuentan que sí, que recuerdan que quizá el gestor les comentó algo sobre prevención de riesgos en su momento, pero que no lo hicieron, que pensaron que no era obligatoria y, de momento, ahí siguen.
Muchos piensan que claro, lo de la prevención tiene sentido para las empresas que tienen riesgos altos, pero que en su caso, no hace falta porque claro, una tienda o una oficina no se pueden comparar con un taller o una industria y, mucho menos, con una empresa de construcción...
El propósito de la LPRL es integrar la prevención en el sistema de gestión de la empresa y ello, aunque aparentemente no es sencillo de aplicar, la verdad es que no es muy complicado en la mayoría de pymes. Porque cuando le preguntas al empresario qué hace cuando alguien empieza a trabajar, te cuenta que le explica las tareas que debe ejecutar y, de forma totalmente natural, también le acaba explicando los riesgos a los que está expuesto (aunque sea "sólo" una oficina"). Frases como "ah, por cierto, ten cuidado al pasar por aquí cuando acaban de fregar, que resbala bastante" o, "acuérdate siempre de dejar todo apagado, porque ya nos pasó una vez que se quedó un calefactor conectado y casi se nos quema la oficina", o la de "ojo con esta esquina, que yo siempre me doy con ella", son de los más común y demuestran que la seguridad se acaba integrando de forma natural en las organizaciones, aunque no lo parezca.
Otra cosa es el cumplimiento formal, es decir, los papeles y el coste de la prevención (aunque a los prevencionistas siempre nos gusta más hablar de inversión).
Contratar un Servicio de Prevención Ajeno suele ser la opción más habitual y, hoy en día, su precio no es demasiado elevado. Si además somos capaces de creer un poco en la prevención e intentar aplicar sus principios básicos, conseguiremos tener una organización más segura y saludable.